martes, 11 de octubre de 2016

Crecimiento - Sylvester Stallone

Sylvester Stallone




- Sylvester Stallone sufrió, y mucho, para hacerse un hueco en el cine. En 1975, con poco más de cien dólares en el banco y casado con Sasha Czach, estaba acostumbrado a ser rechazado por las agencias de cásting. Su sueño era ser un actor de primera y no quería dedicarse a nada más, pese a que su mujer le insistía en buscar un oficio estable. Su amigo más fiel era su perro Butkus, un bullmastiff al que apenas podía alimentar. Cuando las cosas se pusieron realmente mal y Stallone llegó incluso a robar las joyas de su esposa para venderlas, no tuvo más remedio que deshacerse de su mascota. Se fue a una tienda de licores y un desconocido le ofreció 25 dólares, un dinero escaso que aceptó a la desesperada.

- El intérprete ha asegurado en más de una ocasión que ese fue uno de los peores días de su vida y que se marchó del local entre lágrimas.





Dos semanas más tarde, Stallone acudió a ver un combate entre Muhammad Ali y Chuck Wepner en Ohio. Wepner, apodado El Sangrador de Bayonne, era un boxeador de 37 años, sin ningún título importante a sus espaldas y en el ocaso de su carrera, que resistió hasta el decimoquinto y final asalto dejando a todos los asistentes con la boca abierta. El árbitro dio la victoria a Ali por KO técnico, pero el ganador moral de la pelea fue realmente Chuck, que tuvo la oportunidad de demostrar al mundo que un ‘perdedor’ como él podía llevar a la lona al considerado mejor boxeador de todos los tiempos. Esta hazaña inspiró al actor para escribir el personaje de Rocky.







- El guión lo tuvo listo en poco más de veinte horas, sin apenas dedicarle tiempo al sueño. Así nació la historia del célebre “semental italiano”. El siguiente paso era vender el libreto. Tras picar algunas puertas sin éxito, los productores Irwin Winkler y Robert Chartoff vieron potencial en las palabras de Stallone y le ofrecieron 125.000 dólares por su historia, una cantidad nada desdeñable vista su precaria situación económica. Sin embargo, Sly quería protagonizar a toda costa la película y no cejó en su empeño por conseguirlo. Los productores llegaron incluso a barajar la cifra de 350.000 dólares por el texto, pero no querían ni oír hablar de la posibilidad de considerar a Stallone como Rocky . Preferían nombres de peso como los de Robert Redford o Ryan O’Neill, verdaderas estrellas de la época. La testarudez del actor no les dio tregua y al final accedieron a darle el papel principal a cambio de pagarle solo 35.000 dólares por su guión.

- Con el dinero en mano y los ánimos a tope por tener más cerca que nunca su sueño, lo primero que hizo Stallone fue intentar recuperar otra vez a su querido Butkus. Regresó a la tienda de licores y esperó tres días a que apareciese el hombre al que había malvendido el can. Le explicó los motivos por los que se había desprendido de él y le rogó que se lo revendiera. Al individuo no se le enterneció el corazón tras escuchar el emotivo relato. Más bien todo lo contrario. Se negó en rotundo y no soltó al animal hasta que Stallone le puso sobre la mano 15.000 dólares. Sin duda, un tipo que sabía hacer negocios. Y Sylvester feliz -pese a desembolsar una más que generosa suma- por tener de vuelta otra vez a su preciado perro.
- Butkus también tuvo sus minutos de gloria tanto en Rocky como en Rocky II, ejerciendo de mascota del púgil (en los títulos de crédito aparece como Butkus Stallone).


- De hecho, para abaratar los costes de producción, algunos familiares deSly, como su padre y su hermano, trabajaron en el filme que dirigió John G. Avildsen. Rocky se estrenó el 21 de noviembre de 1976 con un gran éxito de crítica y taquilla y obtuvo tres de los diez premios Oscar a los que estuvo nominada (película, director y montaje).


- Butkus, que estuvo al lado de su dueño en sus momentos más bajos y también cuando alcanzó la fama, murió de un ataque al corazón en 1981.

- La vida de Sylvester Stallone es una verdadera caja de sorpresas. De estar prácticamente en la miseria, supo alzar el vuelo para alcanzar una gloria jamás imaginada y cuando estuvo arriba, la fama y el dinero le hicieron perder muchas veces el norte. Ha pasado por situaciones difíciles que le han dejado ‘tocado’, pero jamás se ha bajado del ring. Está claro que es un superviviente nato, y lo demostró ya desde el momento de su nacimiento. Su parto fue muy problemático y las rudas manos de un médico interno, que usó fórceps, le dañaron la parte inferior izquierda de su rostro, que está paralizada. En el colegio se reían de él por su forma de hablar y lo comparaban con el gato Silvestre. Su infancia y adolescencia no fueron un camino de rosas, aunque supo labrarse una trayectoria a base de constancia y esfuerzo. De ser un don nadie demostró que tenía talento para escribir historias y también para meterse en la piel de personajes torturados y resultar creíble.

Editado: Jesús Correa 

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